Bienestar en Aquensis
Marie France
Aguas de felicidad en Bagnères de Bigorre
Una burbuja de relajación
Desde el exterior, el magnífico edificio recuerda la belle époque del siglo XIX. Pero, al igual que en un regalo, la sorpresa está en el interior. Este aqua-pass de 2 horas que me regaló mi pareja se me ha presentado como una burbuja de relajación.
Desde la entrada, reina la tranquilidad y un entorno envolvente.
Una vez realizados los trámites y tras ponerme mi traje de baño, me esperan el agua caliente, los baños de burbujas, los cuellos de cisne y las cascadas. La magnífica bóveda de duramen de alerce aporta calma y tranquilidad. En las alcobas separadas por pequeños muretes, los chorros están idealmente situados en las pantorrillas, los muslos y la parte baja de la espalda… ¡Poco a poco se crea la burbuja!
Pero… ¿qué veo?
Una segunda piscina, de la que la gente sale con un aspecto relajado y sonriente. Sin apresurarme, me sumerjo en el agua. Durante 10 minutos, disfruto de una columna de chorros individual. Desde los hombros hasta las plantas de los pies, la presión del agua me da un masaje divino en la espalda, el vientre, las lumbares, los tobillos, por todo el cuerpo…
Después de unos 10 minutos, los chorros cesan. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué? Miro a mis compañeros en la piscina, todos están tendidos en el agua. Hago lo mismo y rozo la felicidad. Una música zen me transporta suavemente…
Inmersión en el corazón de oriente
La señalización me invita a descubrir el baño turco. Al pasar, recojo una toalla que han puesto a mi disposición.
El baño turco es abovedado (cimbrado), parcialmente embaldosado con mosaicos orientales, los mármoles están calientes. Un pasillo central comunica 3 salas cada una más caliente, separadas por cabinas de ducha. Al final me espera una piscina de agua fría.
Me tomo mi tiempo, la prisa está fuera de lugar. Al salir, tomo un té a la menta (cortesía de la casa) sentada en una caseta con un estilo lounge.
Dejarse llevar
Hop, dejo mi fouta en el lugar previsto y subo a la azotea. Por supuesto, puedo tomar el ascensor, pero decido subir por las escaleras para llegar altejado.
En el exterior hay 2 jacuzzis insertados en una terraza de madera. Aprieto el paso, la temperatura no invita a remolonear.
¡Mmm! Me sumerjo en el agua hasta el cuello, y me abandono… Me dejo llevar y encuentro la felicidad.
Después de varios ciclos de burbujas, un breve paso por la sauna. Una está más caliente que la otra, me adapto.
El agua termal, la tranquilidad del lugar y el personal han surtido efecto.
ntes de irme…
La burbuja de relajación debe terminar y tengo que irme….
Antes de salir de Aquensis, paso por la recepción y me regalo un tratamiento tonificante “Piedras calientes y Piedras de mármol” para las próximas semanas.
Se lo contaré todo, lo prometo.
©Florent Gay
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