Un día en el Pic du Midi

Unas vistas fabulosas

En cuanto llegamos a la cima, las terrazas panorámicas acondicionadas nos ofrecen unas vistas impresionantes de la cordillera de los Pirineos. ¡Guau! ¡Se disfruta de todo lo que se ve! Es por la mañana, la luminosidad es muy clara, el sol da de lleno en las cumbres, todavía un poco nevadas, que resaltan la belleza del relieve. 

Con las mesas panorámicas identificamos las cumbres y los lagos. La brecha de Roland se destaca claramente, el Monte Perdido sobrepasa a los demás picos y, al pie del pico, el lago de Oncet.

El organizador de la jornada, Jean-Phi, es muy entusiasta. Nos ayuda a descubrir el entorno de los Pirineos. Nos entretenemos escuchando sus explicaciones, que son interesantes y lúdicas porque las hace con mucho humor. Disfrutamos al máximo de las terrazas y especialmente del pontón en el cielo del lado norte del Pic: es la principal atracción de la visita.

Suspendidos por encima del vacío, avanzamos por la pasarela, con una placa de cristal y 1.000 m de desnivel bajo nuestros pies. ¡Sensaciones garantizadas!

El vacío ocupa un destacado lugar en el Pic. Y, muy contentos, nos hacemos magníficos selfies de familia en esta hermosa pasarela.

Un entorno magnífico

Es la hora de comer y elegimos el restaurante “2877”. La cocina es excelente y el entorno frente a los Pirineos magnífico.

Optamos por diferentes platos y probamos distintos manjares: entrecot de ciervo, costillas de cerdo negro, foie-gras, rape… a precios muy asequibles. Terminamos nuestra visita con un café en la terraza, sentados en tumbonas para seguir disfrutando de la magia del Pic du Midi.

No faltó la magia en este día en familia. Los sublimes paisajes de 360°, la nieve en las cumbres, las actividades, las animaciones, todas las personas, las sonrisas, los buenos consejos… ¡todo ha contribuido a que toda la familia y yo pasemos un día inolvidable! Y, por si fuera poco, el sol, que ha hecho que este día en el Pic du Midi sea fabuloso.